"Las fantasías tienen que ser poco realistas, porque en el momento, en el instante que consigues lo que buscabas, ya no lo quieres,¡no puedes quererlo!.
Para que el deseo pueda seguir existiendo necesita que sus objetos estén permanentemente ausentes, no es eso lo que deseas, sino la fantasía de eso. O sea, que el deseo sustenta fantasías utópicas. Sólo somos realmente felices cuando soñamos con la futura felicidad, y también al decir " la cacería es más dulce que lo cazado", o "ten cuidado con lo que deseas, no por conseguirlo, sino porque estás condenado a no quererlo en cuanto lo consigas".
La lección de Lacan es que vivir acorde con los deseos no te hará feliz, ser enteramente humano es esforzarte en vivir acordemente con ideas e ideales, y no evaluar tu vida por lo que hayas obtenido en cuanto en cuanto a tus deseos, sino por aquellos breves momentos de integridad, compasión, racionalidad, incluso de abnegación, porque a la larga, la única manera de evaluar la relevancia de nuestra vida es valorando la vida de otros."
Ahora bien, ser uno mismo el objeto del deseo es verdaderamente de lo peor. Nadie puede negar que ser deseado por alguien no le causa una subida al ego, sin embargo ¿que tan bueno puede ser? si en realidad no eres tú a quien quieren, sino la simple idea de ti. Los mueve más poderosamente el pensamiento de tocarte o sentirle, y existe un éxtasis al hacerlo, el climax del deseo realizado pero no se logra un después, un después de ningún tipo por que la fantasía... ha terminado.
Esos huecos incómodos de palabras, la búsqueda de pretextos para salir de la situación o lo peor, osea, que alguien se haga una imagen de ti tan poderosa y existente únicamente en su mente, sólo en su mente disfrute de ti, donde jamas haya aprendido a conocer la realidad, ni adaptarse a ella. No hacen falta más de dos dedos de frente para darse cuenta cuando las cosas son tomadas de la pornografía (nada real), en serio... me he visto envuelta en situaciones INVEROSÍMILES y de risa y ternurita total, pero ese es otro post.